ILACION DEL SEGUNDO JUEGO DE L.C.
Boceto de Guión para una obra de teatro basada en Primer Sufrimiento de Franz Kafka
PARTE A:
ANTES DE LA FUNCIÓN –en las afueras del circo-
Minutos antes de que comience la función un muchacho monta un cartel que dice: ¡Bienvenidos al circo Zanafkar! Junto al cartel arma un puesto de golosinas y coloca una jaula con un jilguero dorado. Luego arroja paja en el suelo donde se ubica un enano vestido de arlequín.
El niño: -El algodón de azúcar me gusta, quiero una bola y también quiero llevarle otra a mamá. Papá, ¿Cuándo llega mamá?-
El Observador: -Un padre le entrega a quien supongo su hijo una inmensa bola de algodón de azúcar. La cara del niño queda tapada por el algodón. ¡Ah! este olor del azúcar me lleva a los confites azucarados de casa de mi abuela y la imagen de la abuela me recuerda cuando hundía sus manos en el talco y el talco se transformaba en manteca.
El niño arranca con frenesí esta clásica golosina de circos y parques de diversiones. Al terminar de engullirla limpia sus dedos en el interior de los bolsillos del pantalón. Sus dedos están ocultos como quien hace trampa. El padre mira hacia uno y otro lado, sin percibir lo que acaba de hacer el niño. Se pone en puntas de pie para que su cabeza supere al resto de cabezas que dan forma a una geométrica fila. Luego mira su reloj.-
El niño: -Papá, ¿por qué tardamos tanto en entrar? Hay mucha gente aquí, ¿crees que mamá nos encuentre en medio de tantas personas?-
El Padre: -Esperá hijo, quedan unos minutos para que abran la carpa. Mamá va a tardar ya que ha estado …¡Ahora abren¡, vení, es por allá, donde está el arlequín.-
El Observador: -El niño sonríe y mira a su padre. El padre le devuelve la mirada, un espejo. La ansiedad infantil de lo que está por venir: “el circo”. El niño ríe y muestra sus dientes. Risa infantil. El padre le devuelve una sonrisa fingida. La fila sigue su curso, apunta hacia el arlequín. Detrás de mí, un hombre de frente ya no lisa huele a grasa. Murmullos. El padre husmea, repite el ejercicio de mirar por entre las cabezas buscando a alguien. Parece intranquilo.-
Se escuchan comentarios del público, frases referidas al ogro, a animales. Transcurren unos minutos y la fila de espectadores disminuye hasta quedar el muchacho sólo en la entrada. Éste desarma el puesto de golosinas y se lleva la jaula.
PARTE B:
DURANTE DE LA FUNCIÓN
El Observador: -El circo apaga sus luces, es la referencia del inicio. Tras segundos de oscuridad se ve un caballo que se anima al oír una marcha militar. Imagino sonidos de más caballos, de trotes, de viento, un túnel de viento, el ruido del galope se vuelve ensordecedor, siento correr a la par de salvajes animales. El sonido se apaga. Ahora se escucha sólo el ¡uhh, uhh! del público infantil. La luz lleva la mirada hacia una puerta roja que se abre. Tras ella, el muchacho duda en salir a escena, mira, sorprendido por el gran número de espectadores se inclina hacia atrás, queda fijo y con sus labios casi inmóviles murmura:-
El muchacho: -“Señor P” es hora de empezar la función, hay mucha gente afuera.-
El muchacho se va, desaparece.
El Observador: -El señor P lleva traje negro y un sombrero de gala. Su figura es esbelta, parece un hombre estirado, una especie de Quijote. P se ubica sobre una circunferencia en el medio de la carpa, su presencia intimida, juega con el miedo de quienes espectan. El miedo desatado entre miradas de admiración y asombro. Miedo, pesadillas con superficies grasientas. La grasa, arenas movedizas se presentan en mí como si fuesen reales. Pesadillas fugaces. El juego del circo-
El presentador P: -¡Señores y señoras, damas y caballeros, niñas y niños, con ustedes: el Ogro y los temibles cocodrilos del Amazonas!-
El arlequín le avisa a P con un: ¡toc, toc! que su tiempo termina; entonces P cruza sus piernas, lleva su mano derecha hacia el sombrero, se lo saca y a la vez agacha su cabeza hasta las rodillas dibujando una exagerada reverencia. Tras erguirse, da media vuelta, se retira galopando y se esconde detrás de la puerta roja.
Transcurre … y termina el número del Ogro y los cocodrilos. Los animales desaparecen. Las luces del escenario disminuyen. Un cono ilumina una esquina de la pista.
El Observador: -P vuelve al escenario silbando una melodía cuya procedencia no identifico, ¿será…? Parece Piazzolear.-
El presentador P: -Aquí estamos nueva-mente. ¡Sí amigos, nueva-mente! en este maravilloso país de maravilla...Este es el momento más dramático de la función, el momento de aparición del “señor T”: “el trapecista”.-
Suenan aplausos y música de redoble de tambor que el presentador hace silenciar con una señal de detención mientras continúa hablando. El público murmura. Algunos de los actuantes mueven sus manos, señalan al escenario.
El presentador P: -Pero antes de la aparición quiero contarles que T vive arriba, apoyado en una diminuta barra de metal. T es como un pájaro y el trapecio las ramas del árbol donde anida.
Cada vez que iniciamos el monte y desmonte de la carpa, T suele empolvarse las manos con tanta concentración como si se tratara del movimiento más difícil, del número que más requiere de su disciplina: T enfrenta la angustia de ese desplazamiento. Entre cada partida y llegada del circo este artista pone a prueba su arte, sabe el riesgo que hay en cada viaje: perder el norte en sus movimientos… Tal es el compromiso de este artista con su trapecio, con su incansable ir y venir en las alturas.
Hemos pasado tantos años juntos T y yo en esta carpa que ya usamos el mismo lenguaje o bien las mismas señas. Incluso, nos servimos de las mismas comparaciones ya que sentimos y juzgamos de un modo común: cuando él abre la boca, yo aventuro sus palabras y me parece casi inútil responderle, puesto que él adivina mi respuesta.-
P se gira y dando la espalda al público, trota hasta el inicio de la pista redonda donde lo espera un pequeño trampolín a escasos metros del suelo. Sube al trampolín, toma impulso saltando un par de veces y luego de un gran salto empieza a girar en el aire mientras una voz en off cuenta de uno en uno las cuatro volteretas que hace antes de caer.
Voz en off: --Uno, dos, tres yyyy cuatro.-
Al terminar la última, cae sobre sus dos pies y los hace resbalar en forma vertical haciendo un split sobre la arena (una especie de tijera). Se levanta y dice:
El presentador P: -Con ustedes y conmigo, allí arriba, en el territorio de los pájaros. Arriba, alto, muy alto, hacia donde va la luz está ¡T! El único hombre que vive colgado de su trapecio. Colgado arriba, trapaceando cerca del cielo de la carpa donde hay una luna de plástico y siete gigantescas estrellas de papel. Con ustedes, sí Cooooooooooonnnnn ustedeeeeeeeees: ¡T!
¿T?...
¿T, dónde estás?, ¿T?, ¿Qué ha pasado?-
El niño: -¿Dónde está el trapecista?-
El Observador: -El silencio que deja la ausencia del trapecista resuena en una tímida risa del público. Tímidamente van apareciendo sonidos sordos que cada vez se hacen más cercanos y continuos: caramelos que se abren, butacas de madera que crujen. El público, sin alguien en escena, pierde su lugar, se siente incomodado, ahora es su turno para actuar. Los murmullos y las risas se amplifican cada vez, todos esperan que la función-ficción siga, pero... Son varios, muchos, los más, que se inquietan, seres poco tolerantes al vacío generado por la aparente ausencia de T.-
La luz comienza a aumentar, el circo enseña su arquitectura, sus objetos, el decorado que surge con mayor claridad cuando no hay escenas.
El Observador: -Puedo precisar la forma de la bóveda, las letras escritas detrás de cada butaca, leo 154, cosas recién muertas. El solitario trapecio, en lo alto, va y viene. Los movimientos del trapecio están librados al aire.-
Un leve viento circula en lo alto de la carpa y mueve estructuras de metal que dan vueltas alrededor de un eje.
El Observador: -De pronto, el cono de luz que se agranda descubre al trapecista montado en un segundo trapecio. El presentador P lo mira extrañado. El gesto descompuesto de su rostro no permite develar si esto es una nueva duda que plantea la ficción. Algo está fuera de lugar, ¿dos trapecios y un solo trapecista? El cono de luz dirige la mirada de los espectadores, los entorpece, no los deja ver otra cosa. La luz da vida a la penumbra y en la penumbra queda un trapecio vacío; en el otro trapecio T comienza su nuevo número.
El trapecista llama con una seña al presentador. Éste se acerca, el trapecista deja caer un papel que vuela hasta las manos del presentador. P abre el papel y duda unos segundos. Mira hacia arriba y ante el gesto insistente del trapecista comienza a leer.-
El presentador P: -
“Yo, el trapecista, decidí un día no despegarme de la barra (mi padre)
......................afanado en perfeccionar mi arte decidí
no salir,
............................no bajar,
quedarme arriba,
.................................aquietarme en un lugar,
conocer lo conocido,
.......................................¿sedentarismo de pensamientos?
Y más aún, arrepentido de no haberme servido de mi génesis progenitora
........................................................pido hoy un segundo trapecio (mi madre)
en el cual refugiarme definitivamente.”-
El Observador: -Mientras P da voz a las letras del trapecista, éste, inadvertido por la mayoría de los espectadores, atraviesa el cono de luz y asciende por la penumbra hasta lo alto de la carpa. Desde allí abre una diminuta ventana y dice en voz alta:
El trapecista: -¡Adelante!, ¡adelante!-
El Observador: -El grito del trapecista atrae las miradas curiosas. La ventana es atravesada por un pájaro. El animal sobrevuela salvaje-mente el interior de la carpa. Pasa a escasos centímetros de mi cabeza, choca contra las lonas. Va y viene, una y otra vez. Va y viene hasta serenar su vuelo, hasta acostumbrarse a sus nuevos límites.-
El niño: -¡Papá, mira, un jilguero dorado! -
El hombre de la butaca 154, o el Viejo: -¡Miriam!-
El público: -¡uhhh!, ¡uhhh!-
El Viejo: -Un trapecista con dos trapecios, es la ausencia del otro revoloteando en lo alto. ¡Ay!, es la ausencia de Miriam que me sigue a todas partes.-
El Observador: -Las palabras del viejo me asustan. Las ausencias son lazos que nos atan, son eso: sedentarismo de pensamientos. La ausencia nos detiene, acaso permite que nos movamos, pero es tan fuerte el dolor que no podemos desplazarnos, y movernos parece el simulacro de un vuelo. Pero sólo es un simulacro. ¿Qué hará el trapecista?, ¿pensará volar?, ¿danzará con Miriam?...-
El Padre: -¿Dónde estarás?-
El Observador: -El trapecista, a la par del pájaro, realiza la tarea de ondear al aire. Los movimientos del trapecista: su ir y venir, su intrepidez y esa grácil forma de aparecer y desaparecer de la barra, de ir de trapecio a trapecio, es una tentativa de extenderse en el aire, de reposar en él. Ansío trapecear.
Pájaro y trapecista, forman círculos en el aire. Luego de la danza el pájaro se posa sobre el hombro del trapecista. T estira su brazo y deja caer un nuevo papel que llega a las manos del presentador. Éste lo lee.
El presentador P: -En el aire uno está obligado a ser nómade. Sólo se puede ser nómade en un territorio en el que no hay dueño, por ello he decidido
no salir,
....................no bajar,
quedarme arriba,
...........................aquietarme en el lugar de los pájaros-
El Padre: -Hijo mirá, el trapecista se ve tan diminuto danzando por los aires.-
El niño: -Papá, no está danzando, más bien parece que está quieto mientras vuela. Me gustaría quedarme con él para que me enseñara a quedarme en el aire.-
El Viejo: -Un pájaro que va y viene, también Miriam.-
El Observador: -Termina el número del trapecista, allá arriba, cubierto en un crujiente envoltorio de aplausos, aclamaciones, miradas de admiración, bocas abiertas. Desde abajo T parece un animal distinto de los animales que aplauden. Parece que sintiera un enorme placer, pero también miedo de los animales que aplauden; aduladores con quienes seguro habrá aprendido el difícil arte de la modestia.-
PARTE C:
DESPUES DE LA FUNCIÓN –en las afueras del circo-
El enano vestido de arlequín: - ¡No se pierdan la próxima función!...-
El muchacho va y viene entre los espectadores hablándole a su pájaro enjaulado.
El niño: -¿Este no es el pájaro que volaba con el trapecista? ¿Por qué nos vamos papá?, quiero otra bola de algodón.-
El Observador: -El hombre de la butaca 154, el Viejo, se aleja lentamente del circo hasta que desaparece devorado por la oscuridad de un callejón. Lleva un traje antiguo y raído, silba una melodía. A la vuelta de un recodo ladra un perro, le enseña las fauces, corre a su encuentro hasta tensar la cadena que tiene al cuello. El perro está amarrado a un bello palo rosa en floración. Sigo al viejo, continuo su vagabundeo. El Viejo le habla al perro definiendo su espacio, como si planteara un problema geométrico a un niño.-
El Viejo: -Tu espacio se limita a un círculo de quince metros de radio. Un círculo de quince años de radio, vacío, Miriam está sentada en el centro, y yo sólo puedo caminar por el borde.-
El Observador: -El Viejo se aleja del perro y llega hasta una plazoleta. Hay una rueda de gente, un círculo de quince metros de radio y, en el centro, una pareja baila un tango.-
El Viejo: -“ ................................................trapecio
......................................................................................aire
.....................................................................................tierra
.....................................................................................piso
....................................................................................Miriam
...................................................................trapepiso
...................................................................el piso es un trapecio
giro voltereta giro gira giran giramos contorneamos voltereteamos torsionamos torsión
..................................................................contorsión
..................................................................con-torsión
..................................................................Miriam torsión-con
torsión con
tango
...........torsióntango
tangopiso tangopuente tangoaquí allátango mundotango
tangovida tangollanto tangoqueja tangorrisa trapetango
tango
...........tanto
......................tanto tango
.............................................tanguedia-
El observador y el viejo están ubicados frente a frente y separados por el espectáculo de la plazoleta, cada uno habla dirigiéndose a quien tiene a su costado.
El Observador: -El tango es un arte corporal que se practica a ras del piso, bajo el cielo estrellado de alguna plazoleta o bajo las luces de un café vuelto milonga.-
El Viejo: -El tango es una queja o una risa que ejecutan dos trapecistas sobre un pisotrapecio, sin más cuerdas de sustentación que sus piernas y el compás.-
El Observador: -El trapetango pide más que un simple afán de perfeccionamiento: hay que poner el cuerpo entero y entregarlo al otro. El contacto humano tiene sólo los límites del dos por cuatro.-
El Viejo: -Se trata de dos trapecistas frente a frente, erguidos desde su ejetrapecio, cuerpo a cuerpo, costado a costado.
El Observador: -El tango hace imposible la inmovilidad. Todo instante de quietud presiente y contiene movimiento: torsión, giro, girosalto, roce, voltereta, un corte y una quebrada.
El Viejo: -Tanguedia.-
El Observador: -El tango no amenaza la existencia, se desliza cadencioso por ella. Pasión tolerante de otras pasiones, fluye, transpira, muscula, enreda y desenreda.-
El Viejo: -El tango: un conjuro para anular la soledad de este Viejo y de aquel Trapecista.
Al final del baile, el Viejo y el Observador se cruzan sin tocarse. Por una pura coincidencia el movimiento del cruce de cuerpos reproduce “el 8”, un clásico paso de tango. El Observador sigue el camino del Viejo hasta que éste se detiene a ver el anuncio de la exposición “Contra-puestos de Deseos”.
PARTE D:
AL MEDIODIA SIGUIENTE –en un café-
El Padre: -¿Viste el circo que anuncian todos los días en la tele?, ¿lo conocés?, ¿no?, ayer fui con mi hijo.
Te cuento, porque quería charlar un rato de esto con vos, es que en la función se me plantearon un montón de cosas. Te lo resumo un poco, como para que tengás una idea.
Resulta que hay un tipo, el trapecista, que me impactó mucho. El loco es re bueno, pero está todo el día en el trapecio, no baja para nada, ni siquiera para comer. El trapecio es su mundo, es todo para él. Un día, como pasa a veces, el circo se tiene que trasladar, y la movida es re grosa, porque el flaco no se puede despegar del trapecio, así que el tiempo que dura el viaje, el loco está re mal, desesperado por llegar, porque él casi nunca baja, se pone muy nervioso y el dueño del circo, que viaja con él, se re preocupa, porque como el tipo es muy bueno en su laburo tiene miedo de que le pase algo y perder la estrella del circo. Cuando están en el viaje, el trapecista se pone muy mal, no habla y se pone a llorar, entonces el del circo se acerca y le pregunta qué le preocupa, pero él no le contesta. Parece que no soporta los desplazamientos. Bueno, resulta que el tipo va y presenta el número más impactante del circo, el del trapecista, y cuando suben las luces está el trapecio solo, sin el trapecista. Pasa un rato largo y nada, todo el mundo nervioso. Empiezan a encender todas las luces y de repente aparece el trapecista en un segundo trapecio. Imagináte, un solo trapecista y dos trapecios.
Ahí termina, ahora lo que a mí me pasó fue re loco, porque empecé a pensar... ¿y si el espectáculo del circo es una metáfora? Qué tal si lo que aparece ahí como un trapecista es un tipo cualquiera, y el trapecio es alguna cosa a la que está colgado y no se puede despegar, qué se yo. Como le pasa a un amigo mío que si no labura 18 horas por día se vuelve loco, como si tuviera miedo de hacer algo con su tiempo libre, o a una prima, que está re flaca, pero si engorda un kilo, se vuelve loca y quiere bajar dos. Después pensé que a lo mejor podía ser el típico "colgado", ese que está en las nubes, que nunca pisa el suelo, y que tiene un poco de miedo a lo real, a lo de verdad.-
Pasan unos segundos en silencio.
El Padre: -No, esto es cualquiera, porque el circo este es buenísimo, no creo que hayan pensado estas pelotudeces cuando escribieron el guión del espectáculo. Es un espectáculo y nada más. Además el que se lo inventó no conocía ni a mi amigo, ni a mi prima.
A vos qué te parece, es cualquiera, ¿no?
Me parece que estoy un poco chapa, olvídate, mejor hablemos de otra cosa.-
El Padre mira su celular con insistencia.
El Padre: -El otro día me robaron el celular. Me puse re mal, me quedé callado, no podía hablar y me puse a llorar. Entonces mi mujer se acercó y me preguntó que qué me preocupaba, y le dije que por las dudas a que me pase de nuevo, es mejor tener dos celulares y ella me contesto que sí, que es mejor.-
Pahuel: –Siempre mejor dos que uno, siempre mejor más que poco, no sé… A mí, lo de que todo sea doble… Porque si el trapecista ése andaba enganchado al trapecio cómo tú al celular, no sé si mejor dos que uno. Lo que es estar enganchado y no poder moverte.-
El Padre: -No, es que estoy esperando una llamada, o un mensaje.-
Pahuel: –
Dos trapecios - un trapecista,
........................Los móviles
Trepar al trapecio y de pronto ver que lo doble tampoco es moverse, sino paralizarse. Entonces la duplicación de los móviles nos engancha y nos detiene en el afán de movernos como una
......................rueda
....................................¿Los pájaros? -
Mientras el Padre y Pahuel hablan, el Observador está sentado en una mesa contigua y escucha que hablan del circo. De pronto deja de escucharlos al ver un rostro conocido del otro lado del vidrio, fuera del café. Es el Viejo que saluda a alguien y entra. El Observador lo invita a sentarse pues quiere hablar sobre trapecios y ausencias, piensa que el trapecio es un simulacro de viaje.
El Observador: -Creo que coincidimos ayer en el circo, ¿qué le pareció a usted el número del trapecista?, He pensado que: El trapecio posibilita un movimiento de “ir y venir”, pero quien va y viene en un trapecio tanto como en una hamaca o columpio está “siempre” en el mismo punto. Quien se columpia, hamaca o trapecea se halla siempre en el mismo lugar.
El trapecio permite un movimiento pero no posibilita un desplazamiento.
Y esta particularidad de “no desplazamiento” acaso sea la del artista del trapecio… no todo movimiento permite un nomadismo… -
El Viejo, quien por su edad conoce los laberintos de la fisonomía humana, observa al Observador y comprende por el modo en que éste arquea las cejas y las comisuras de sus labios, que su indagación no tiene otro motivo que hablar de Miriam. Así que el Viejo hace el movimiento de la tortuga y apenas saca su cabeza para observar el ambiente.
El Viejo: -Podríamos referir a los móviles de Calder, los cuales y al igual que la rueda de bicicleta de Duchamp están fijos a un punto, es decir, se mueven pero no se desplazan.-
El Viejo saca de su bolsillo el recorte de periódico con la noticia de una exposición.
.......M. Duchamp Rueda de bicicleta, 1913 ..... .. A. Calder Estrellas danzantes, 1940
El movimiento de la rueda de la bicicleta depende de la mano de quien la haga girar, la rueda gira y queda fijada a un taburete.
Los movimientos de los “móviles” están ligados a la naturaleza, principalmente al aire, librados a él. Es el aire quien mueve estructuras de metal que dan vueltas alrededor de un eje.-
El Observador: -Estuve en la exposición, pero no observé la analogía con el trapecio. La verdad es que las Estrellas danzantes me impresionaron mucho, una especie de masa que se mueve con el viento a su capricho como los pájaros, pero ¿por qué los pájaros a veces parece que danzaran? Supongo que el trapecista es como esa masa que el viento mueve, y creo que se angustia al danzar cuando piensa que lo suyo es un arte y no un espectáculo.-
El Viejo: -Trapecista y empresario. Ahí tienes dos móviles más que se mueven ligados a su naturaleza. Cada giro y anhelo de volver a tocar la barra, el juego de aparecer y desaparecer sobre la barra, esa grácil forma de ondear con el aire, es un arte que podría desvanecerse en el mismo viento. La ligereza, la levedad conquistada durante años pueden de repente ser sólo un recuerdo si se tropieza con la propia rutina de obligarse a volar. Ese es el riesgo del triple salto mortal, sucumbir a la naturaleza del otro móvil: el empresario.-
El Viejo respira honda-mente.
El Observador: -Miriam.-
En la mesa contigua.
El Padre: -Sí, es que la esperamos, hasta compramos un algodón de azúcar para ella, pero no vino con nosotros a ver el circo, me dijo que había perdido…-
Pahuel: -¿Que había perdido qué? ¿Al perro?-
El Padre: -No, que había perdido el deseo de estar… que sentía que estar a mi lado era un sedentarismo que la abrumaba.-
En la otra mesa.
El Viejo: -Sí, Miriam. Sucumbió, cayó y sabía que cuando cayera ella caeríamos todos, entonces esa caída sería equivalente a trazar con un dedo en la tierra el camino por el que circulará el agua.-
El Viejo y el Padre:-
Ella (trapecista de muda voz y sórdidas palabras)
prefirió desasirse de este trapecio.
........................Se sirvió del él para mostrar su arte,
Su belleza,
..................pura estética,
decidió..........................bajar,
salir,......................
.........................subir,
mover-se,
...................vivir,
...............................viajar,
¿nomadismo de pensamientos?
Conoció el amor: su segundo trapecio,
....................................................................su única voz.